miércoles, 19 de noviembre de 2008

Menos exigencias y bajos costos, sugerencias a banqueros para enfrentar pirámides

La iniciativa presidencial de promover cambios en el sistema financiero para que la banca gane más adeptos, ya empezó a generar toda clase de sugerencias para que los más pobres tengan acceso a este tipo de servicios.

La más llamativa tiene que ver con la eliminación de requisitos que hagan menos engorroso el trámite de una apertura de una cuenta bancaria, pasando por los topes en los precios de los servicios y la eliminación de regulación y tributos como el 4 por mil.

Por ejemplo, hoy una persona que se gana el salario mínimo lo piensa dos veces antes de abrir una cuenta bancaria. No sólo le exigen una cuota de apertura que oscila entre los 100.000 pesos y los 150.000 pesos, sino una carta de soporte de ingresos, cuando puede ser trabajador independiente.

“Creo que es necesario eliminar regulaciones a los estratos uno y dos, así como facilitar mecanismos de transmisión de información”, afirma un ex directivo bancario que prefiere omitir su identidad.

Pero no sólo eso. Una de las grandes críticas que “le llueven” al sistema financiero tienen que ver con los elevados costos de ciertos servicios financieros como las chequeras y talonarios, pasando por los cobros por retiros en cajero y hasta consultas de saldos por Internet.

Al monto de la apertura se suman los costos operacionales, tales como la cuota de manejo que oscila entre 6.500 pesos mensuales y 25.000 pesos trimestrales, retiros en cajeros de red propia entre 580 y 2.300 pesos mensuales, consignaciones nacionales entre 6.380 y 9.860 pesos mensuales y retiros en otras redes entre 4.000 y 6.000 pesos, según los últimos datos disponibles en la Superintendencia Financiera.

Ponerle un límite a estos cobros puede ser parte de la solución, aunque no la ideal. Por ejemplo, 40 volantes de un talonario cuesta hasta 125.000 pesos y si al cliente se le ocurre retirar su dinero por ventanilla, puede acercarse a los 10.000 pesos.

En ese sentido, el ex ministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, considera que es lógico que las entidades cobren por las transacciones y servicios financieros y por eso, lo más adecuado es que su costo lo determine la competencia.

Sin embargo, del dicho al hecho hay mucho espacio. La iniciativa gubernamental de propiciar la creación de cuentas de bajo monto para los estratos más bajos de la población, se ha quedado en el tintero. De manera reiterada los banqueros han insistido en que no es rentable para su actividad porque se requiere volumen y tecnología.

Pero a más de uno le está sonando la frase del Presidente Uribe en su alocución del domingo: “estamos estudiando incluir en esta legislación extraordinaria obligaciones para el sector financiero con el objetivo de que el costo de los servicios que presten a los sectores de las cuentas menores, que se presumen son los pobres y vulnerables, sea infinitamente menor a lo que hoy se cobra”.


Sin comparaciones
El ex superintendente financiero, Augusto Acosta Torres, enfatiza que los colombianos no pueden pretender que la banca les pague rendimientos comparables a los que daban las pirámides y compañías como DMG.

“Hay que entender que lo que hace cualquier intermediario es, tal como lo dice su nombre, intermediar y que si los bancos subieran los rendimientos que pagan por las cuentas de ahorro, los Certificados de Depósito a Término (CDT) o cualquier otro instrumento de captación, también tendrían que elevar las tasas de interés que cobran sobre los créditos. Eso hace completamente imposible que un intermediario normal pueda reconocer rendimientos de 50, 80 ó 150 por ciento como venían ofreciendo este tipo de pirámides”, explica el ex funcionario.

En todo caso, las estrategias deben ser concertadas entre el estado y la banca, así como propiciar menores costos de supervisión y una regulación más laxa para llegar a un mayor número de personas, sostiene el ex presidente de la Asobancaria, César González.


Banca “prepago”
Una de las iniciativas que aún está en remojo es la de permitir la activación de cuentas de ahorro tipo “prepago”, como ocurre hoy en Suráfrica. La idea es promover la bancarización de los estratos más bajos, sin contratos engorrosos y que ahuyentan a los de menores ingresos. También los expertos sugieren la eliminación de tributos como el 4 por mil y la fijación de topes a la prestación de servicios.